El juego de Katherine (Parte 1) Mi pequeña hija Katherine siempre se entretenía sola en su cuarto de juego, entre peluches, muñecas, castillos de princesa y sillas de plástico. Nunca eran suficientes y cada cierto tiempo pedía más juguetes para su colección. En la escuela, siempre destacaba por su desempeño, respondía correctamente a todo lo que el profesor le preguntara en la clase, cosa que nos enorgullecía mucho a mi esposa Clara y a mí. Y como recompensa por cada buena nota que adquiría, íbamos a la tienda comercial a satisfacerla con sus demandas. Si no era un enorme peluche, era una muñeca de tamaño real o un gran castillo. Ver su cara de felicidad era la nuestra también y quizá la razón que no nos dejaba ver el error que cometíamos como padres al darle a todo lo que pedía. Camino a casa, no qui...