Extracto - Río Rojo
El
siguiente texto es un extracto de mi primera novela llamada Río Rojo, la cual
anhelo que algún día salga a la luz para todos. Los entendidos sabrán que es un
proceso complicado cuando no se cuenta con los recursos necesarios…
El día después
Cuando la noche termina
y el sol muestra sus primeros rayos de luz es cuando salen del bar los
marineros completamente satisfechos, por fin pudieron vivir en
primera persona los relatos contados en alta mar sobre el famoso bar del tío
Gringo y sus mujeres.
Finalizado todo el
trabajo de las musas y una vez que el bar está completamente vacío G, ordena
que laven las ropas usadas, que se duchen, coman algo y que luego regresen a sus
cuartos. Todo bajo vigilancia de la jovencita de mirada encantadora y luminosos ojos
azules, mientras él contaba el dinero recaudado en la jornada.
Algo parecido sucedía
en el bar de Pedro, Juan ordenaba el bar y su padre contaba el dinero
recaudado.
-Está todo listo- dice
Juan.
-Gracias hijo ahora
puedes ir a descansar-Respondió Pedro
-No tengo sueño, creo
que caminare un poco.
-Pero Juan esta recién
amaneciendo, además fue una noche de mucho trabajo ¿acaso no estás cansado?
-No, hoy no, sería
capaz de estar despierto dos días sin
problemas.
-No digas tonterías anda ve a descansar.
-Saliendo por la puerta
principal Juan dice: no te preocupes estaré bien, solo necesito un poco de
aire mañanero, regresaré al rato.
La jovencita por su
parte luego que las musas terminaron sus quehaceres cogió el manojo de llaves, dejó pasar a cada una de las mujeres en sus respectivos cuartos cerrando puerta
por puerta cuando la mujer de la última habitación le dice:
-Escúchame, tú no eres
diferente a nosotras al contrario eres peor, casi igual a él. Pero puedes
escapar de todo esto, aprovecha tu juventud vive la vida como debe ser.
La joven impactada por sus palabras responde- ¿A qué te
refieres? yo no soy como ustedes.
-Claro que sí, eres una
esclava de G. Sólo una herramienta para hacer dinero.
La joven trató de
cerrar la puerta pero la mujer lo impidió.
-Piénsalo entrega tu
belleza a una persona que te valore y
respete, vive aventuras ten hijos, eso, ¡ten hijos! sin que te hagan
desaparecer.
-No digas tonterías
como podría hacer algo como eso.
Tienes razón, hay algo
que nos diferencia- Dejando de obstruir el cierre de la puerta. La joven cerró
con llave y le pregunto en voz baja:
- ¿Cuál es la
diferencia?
-Mi joven niña tú
tienes las llaves para entrar y salir de este lugar.
Luego de esas palabras
la niña decidió salir por la puerta trasera dejando a G concentrado en los
billetes. Caminó por detrás del bar llegando al río, caminó apreciando el
amanecer viendo como el cielo tomaba ese color celeste detrás de un color azul suave,
luego de un tono más oscuro hasta despedir la oscura noche.
Arrancó una margarita, la apreció, sintió su aroma y siguió caminando con un gesto de alegría y asombro. Al parecer nunca había vivido un amanecer. Ver los peces en el río,
escuchando a las aves cantar sus sonatas tan hermosas anunciando que un nuevo
día está iniciando. Pudo descubrir lo hermoso que podría llegar a ser una
mañana cerca del río y no dentro de un oscuro bar siendo un capataz de las
mujeres de G.
Caminando llega casi cerca de la
vertiente donde se creaba un gran pozo, en el observa a un sujeto que se encontraba sentado en una roca, contemplando un objeto
fijamente en su mano. Muy sigilosa por detrás de unos arbustos trata de
acercarse pero una rama seca en el suelo la delata.
-¡Quien anda ahí, sal
donde te pueda ver!
-La joven asustada no
pensaba en salir, se quedó quieta escondiéndose. El sujeto toma una piedra y
amenaza con aventarla entre los arbustos pero ella se percata y de un solo
saltó dice:
-Perdón, mi
intención no era espiarte, solo estaba caminando por…
Mientras la joven trataba de terminar la frase el sujeto deja caer la piedra y queda prácticamente sorprendido, como hipnotizado con su mirada. Ella al mismo tiempo, no logra terminar la frase y queda casi en el mismo estado.
Juan se acerca, esconde entre sus ropas la foto que traía en la mano y le dice:
Mientras la joven trataba de terminar la frase el sujeto deja caer la piedra y queda prácticamente sorprendido, como hipnotizado con su mirada. Ella al mismo tiempo, no logra terminar la frase y queda casi en el mismo estado.
Juan se acerca, esconde entre sus ropas la foto que traía en la mano y le dice:
-Eres tú, la que andaba
con Gringo en el muelle.
La joven no dijo ni una palabra, él se acercaba cada vez más extendiéndole la mano.
La joven no dijo ni una palabra, él se acercaba cada vez más extendiéndole la mano.
-Mi nombre es Juan ¿cuál es el tuyo?- La linda jovencita
con apenas voz dice:
-Laura.- Juan no logra
escuchar.
- ¿cómo dices?
- ¿cómo dices?
-Mi nombre es Laura.
Juan repitió su nombre
mentalmente y le preguntó: - ¿Qué haces por estos lugares tan temprano?
-Solo salí a caminar¿ y
tú? ¿qué haces por acá tan solo?
-Lo mismo, solo
caminaba, necesitaba aire fresco- Recordando muy bien la mirada de aquella foto
que había encontrado en su casa.
Pasaron un par de
segundos sin que ambos dijeran alguna palabra hasta que Juan se atreve a decir algo, pero al mismo
tiempo chocan sus palabras:
-Te has fija….creo que
mejor- Adelante ¿cómo dices?
-Que creo que es mejor
que me vaya terminó diciendo Laura, nerviosa e insegura como no queriendo en
realidad hacerlo pero lo dijo de igual forma.
-Eh, bueno está bien
dijo Juan, deseando con todo su ser que en realidad se quedara un poco más. El
silencio después de cada palabra era un espacio para el nerviosismo en ambos.
-Bueno adiós.
-Adiós.
Juan se da media
vuelta pero inmediatamente toma valor y regresa para preguntar:
-¿cuándo regresaras por
estos lugares?, ¿cuándo te volveré a ver?
-No lo sé, quizás la
próxima semana.
-Aquí estaré
esperándote. Respondió con más confianza.
-¿y a qué hora?
-Supongo que a la misma
hora, ¿está bien?
-Está bien.
-Adiós.
-Adiós.
La joven se marchó con
una sonrisa y un poco sorrajada, volvió a sentir el aroma de aquella flor que arrancó.
El joven por su parte se dio media vuelta caminó mirando de reojo a la muchacha
cuando tropieza y alcanza a retomar el equilibrio siguiendo su camino.
Aroma mañanero
Luego que Laura se
retiró, Juan se hacia un mundo de ilusiones, sentía una conexión, algo que nunca
había apreciado, estaba decidido a conquistar su corazón. Fue tanta su
felicidad que se acercó a un arbusto, arrancó una margarita, una en especial que resaltaba entre las demás, grande de
un color blanco muy brillante, se recostó nuevamente en la roca olisqueó su
aroma y miró hacia las primeras nubes que llenaban el cielo mañanero. Y no para
menos, en cada nube veía el rostro de Laura.
Laura por su parte
camino al bar levantaba la flor y sentía el aroma imaginándose a Juan, ella se
sentía muy extraña, confundida, pero le gustaba estar en ese estado, era algo
nuevo para ella no encontraba respuesta a esto, solo sabía que este encuentro
fue algo que no se lo esperaba y que definitivamente deseaba que se repitiera
lo antes posible.
Juan se levantó de la
roca puso la flor en el bolsillo de su mezclilla y empezó a caminar. De regreso
al bar llegó, subió las escaleras, empujo la puerta del cuarto de su padre que
ya estaba durmiendo exhausto por la tan movida noche. Siguió hasta su
habitación se sacó las botas, colgó sus ropas,
puso la foto y la margarita junto
al velador en dirección hacia la cama, se acostó sin despegar la mirada de estos. Sentía
una gran curiosidad por el gran parecido de la mujer de la foto y Laura. Al
mismo tiempo Laura subía las escaleras no era necesario tratar de hacer el
menor ruido posible ya que los ronquidos
de G eran capaces de hacer crujir la madera más que la delicada pisada de esta
Joven. Siguió de frente hasta su habitación, se desvistió y mientras lo hacía un
pequeño pájaro se paró en su ventana, ella se asustó cubriéndose la parte superior pero al ver que era una
inofensiva ave trato de acercarse.
-Hola pequeño, el pajarito
solo movía su pequeña cabeza dando saltos de esquina a esquina en el marco de
la ventana, ¿vienes a darme algún mensaje? dime pequeña ¿es acaso de Juan?
La joven levanto la mano y el ave se inclinó hacia ella:
-Seguro que tienes hambre ¿si te doy un poco de pan me dirás lo que te dijo? Espérame.
Fue a buscar un poco de pan pero cuando regresó el ave se había marchado, de igual forma dejó el pan en la ventana por si regresaba. Se acostó, se tapó con sus mantas, tomo la margarita para respirar una vez más su fuerte y agradable aroma. Lo mismo hacia Juan, ya que no aguanto más y tomó la flor junto a la foto, ambos sintieron el aroma pusieron la flor en su pecho y Morfeo se los llevó al profundo sueño.
La joven levanto la mano y el ave se inclinó hacia ella:
-Seguro que tienes hambre ¿si te doy un poco de pan me dirás lo que te dijo? Espérame.
Fue a buscar un poco de pan pero cuando regresó el ave se había marchado, de igual forma dejó el pan en la ventana por si regresaba. Se acostó, se tapó con sus mantas, tomo la margarita para respirar una vez más su fuerte y agradable aroma. Lo mismo hacia Juan, ya que no aguanto más y tomó la flor junto a la foto, ambos sintieron el aroma pusieron la flor en su pecho y Morfeo se los llevó al profundo sueño.
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