El juego de Katherine (Parte 1)
(Parte 1)
Mi
pequeña hija Katherine siempre se entretenía sola en su cuarto de juego, entre
peluches, muñecas, castillos de princesa y sillas de plástico. Nunca eran
suficientes y cada cierto tiempo pedía más juguetes para su colección.
En la
escuela, siempre destacaba por su desempeño, respondía correctamente a todo lo
que el profesor le preguntara en la clase, cosa que nos enorgullecía mucho a mi
esposa Clara y a mí. Y como recompensa por cada buena nota que adquiría, íbamos
a la tienda comercial a satisfacerla con sus demandas. Si no era un enorme
peluche, era una muñeca de tamaño real o un gran castillo. Ver su cara de
felicidad era la nuestra también y quizá la razón que no nos dejaba ver el
error que cometíamos como padres al darle a todo lo que pedía. Camino a casa,
no quitaba la mirada de su paquete en ningún momento. Al llegar, corría
rápidamente para abrir la caja, la depositaba en el basurero del patio y
después se encerraba en su cuarto de juegos para hacer de las suyas.
En una
ocasión, por la noche, mientras Katherine dormía en su habitación, Clara y yo
conversamos acerca de la gran imaginación que debía tener nuestra hija para
entretenerse todo el tiempo sola, y por eso, decidimos celebrar su cumpleaños
número siete invitando a sus compañeros de clase. Para ello, entregaríamos las
invitaciones en la pronta junta de apoderados.
Llegó
el día. Estábamos todos los padres presentes y los niños jugaban en una sala
contigua. Después de una agotadora charla de introducción sobre el plan de
estudios y de lo que quedaba del año, el profesor jefe dictó los logros y notas
de los alumnos. Y una vez más, Katherine resaltaba en el curso. Era inevitable
no llenar el pecho de orgullo y satisfacción al escuchar esa placentera
noticia; significaba que estábamos haciendo bien las cosas como padres, aunque
sinceramente, era Katherine quien en realidad nació con esas dotes. Yo nunca
estuve dentro de los cinco primeros alumnos de mi curso. Ya a punto de
finalizar, mi esposa se levantó de esas pequeñas sillas, lo cual nos hacía ver
muy chistosos a todos los presentes. Entregó las invitaciones y cuando todos
los padres se retiraron, antes que nosotros saliéramos también, el profesor nos
pidió que nos quedásemos un momento, ya que nos quería comentar algo acerca de
nuestra hija.
-¿Sucede algo malo con Katherine, profesor?
-No, malo exactamente, no; yo diría fuera de lo común, y eso
no siempre es malo.
-¿A qué se refiere? -Acotó Clara.
-Como ya les he dicho, el rendimiento de su hija es sorprendente, ¡excelente!, pero hay un detalle que me inquieta en ella y que no
es común en una niña de su edad; por lo menos, no en esta clase. Acompáñenme,
por favor.
Fuimos inmediatamente a la sala donde
esperaban los niños, y vimos a Katherine. Estaba sola, sentada en la última
fila, casi escondiéndose detrás del escritorio. Su rostro no emitía emoción, ni
de tristeza, ni de felicidad. Solo esperaba por nosotros.
-Es normal que una niña o niño de su edad juegue en las
horas de recreo, pero desde hace un tiempo, Katherine se ha vuelto muy
solitaria. Lo que trato de decir es que le hace falta sociabilizar con otros
niños. Pude percatarme de que estaban repartiendo invitaciones.
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-Sí, son para su fiesta cumpleaños número siete.
-Esa podría ser una gran oportunidad para que vuelva a jugar
con sus compañeros.
-Lo olvidaba: aquí está la suya, profesor -dijo Clara
ofreciéndole una invitación.
-Muchas gracias por considerarme, pero no sería apropiado
que asistiera, ya que a mí me ven durante la semana y no quiero ser el
aguafiestas ese día –respondió el profesor.
-Entendemos, y muchas gracias por informarnos acerca de
esto.
De
regreso a casa, no hablamos en todo el viaje pero aun así, miraba de reojo por
el retrovisor a Katherine y no encontraba nada raro en ella, aunque en verdad
no podría verla diferente ¡Se ve tan normal y contenta...! Al llegar, decidimos
ver una película los tres. Mientras tanto, le hacíamos preguntas acerca de sus
compañeros y prácticamente conocía la personalidad de todos. Pero no pensé que
el profesor se equivocase. Al fin y al cabo, él pasa casi más tiempo con ella
que nosotros. De ser verdad, quizá solo esté pasando por una etapa más en su
corta vida. Mientras veíamos la película, Katherine, cada cierto tiempo,
desviaba la miraba hacia su cuarto de juegos y en una oportunidad se aferró a
mi brazo y me preguntó que cuándo le compraría otro juguete. Después de la
reunión de hoy y por sus notas se lo merecía, pero ya no serán muchos más con
los que ya tiene. En su habitación, le hablamos acerca de su cumpleaños y de
que habría una gran sorpresa. Ella solo deseaba que llegara el día, así que se
despidió con un caluroso beso y abrazo, y se acomodó para dormir. En nuestra
habitación le comente a Clara que, posterior al cumpleaños, yo tendría que
salir fuera de la ciudad durante una semana por un tema laboral, y que al
regresar lo único que deseaba era estar con ellas dos para abrazarlas
fuertemente. Son el motor de mi existir y las extrañaré durante todo el viaje.
Llegó
el día del cumpleaños, desde muy temprano salí con Katherine para comprarle un
regalo, pero en realidad estaba dándole tiempo a mi esposa para que alistara
todo en la casa, que junto con otros familiares llenaron la casa de globos y
adornos. Solo faltaba lo más importante: que llegarán los invitados.
Al
llegar a casa, en la puerta había un letrero de ¡Feliz Cumpleaños, Katherine!
con siete velas decorativas, que era muy hermoso. Al entrar a la casa, el patio
estaba lleno de niños esperando a la cumpleañera para poder empezar la fiesta,
pero cuando ella vio a todos en el patio, lo primero que hizo fue irse
corriendo a su habitación de juegos. Al entrar, ve que el cuarto estaba lleno
de regalos. Por un momento, Clara y yo nos preocupamos mucho, pero luego,
Katherine cerró la puerta y regresó muy entusiasmada corriendo tras sus
compañeros. Un poco de música, juegos a cargo de sus tíos y todo se convirtió
en una entretenida celebración; más de lo que todos esperábamos. Al fin y al
cabo, son niños. ¡Qué mejor que jugar sin preocupaciones!
Entre
los invitados estaba presente mi prima Miriam, quien trajo a su hija Adriana,
de trece años. Era como una adulta entre los demás niños. Al finalizar la
fiesta y luego de despedir a todos los invitados, Adriana preguntó si podía
pasar la noche en nuestra casa, lo cual para nosotros no significaba ningún
inconveniente. Al contrario, sería muy bueno que compartiera y conociera más a
su prima. Fue entonces que decidimos que al día siguiente, después del
desayuno, la llevaríamos de vuelta a su casa.
Cuando
Katherine se enteró de la noticia, inmediatamente invitó a Adriana a que le
ayudara abrir sus regalos. Al final los abrimos juntos, lo cual fue un grato
momento en familia, hasta que a Katherine se le ocurrió un juego y nos dice a
Clara y a mí que no nos quería con ellas, lo cual fue gracioso, pero al fin y
al cabo, era su cuarto. Junto con mi esposa, me puse a ordenar un poco todo el
desorden. Al terminar, ya era de noche y el reloj marcaba las diez en punto. Al
subir las escaleras para alistar los cuartos y el lugar donde dormiría Adriana,
que sería en la habitación de Katherine, creímos que ya era un horario prudente
para que se fueran a dormir. Clara trató de abrir la puerta, pero estaba
cerrada. Empieza a escuchar extraños sonidos, pequeños y rápidos pasos, acompañados
de unas extrañas y burlescas risas. Toca la puerta preguntando: “¿Katherine?,
¿Adriana? ¿Se encuentran bien, está todo en orden?”. Toca nuevamente, un poco
más fuerte, pero aun así no contestan. Se empieza a preocupar y decide ir en
busca de la llave. Al regresar, gira la manilla y siente que la puerta estaba
muy pesada. Ante la demora, bajé y alcancé a ver mi esposa justo en el momento
que lleva sus manos hacia la boca con gesto de asombro; me acerco para ver qué
era lo que sucedía, y observo que en el interior del cuarto había una especie
de construcción: varias muñecas en filas. Entré para buscar a Katherine, ya que
ni a ella, ni a Adriana se las veía por ningún lugar. Al avanzar, percibo una
extraña sensación: entre cajas y juguetes, detrás de un castillo de princesas,
aparece rápidamente Katherine, con un gran salto, diciendo: “¡Gané!” Y detrás
de ella, estaba Adriana arrodillada con un aspecto terrible, temblado y
aterrada. La ayudé a levantarse, y rápidamente corrió a los brazos de Clara. Le
pregunto a mi hija qué era lo que había sucedido.
-No lo sé, papá; se asustó, solo estábamos jugando.
-Hija, ¿pero a qué estaban jugando?
-Papá, nunca lo entenderías. Es un juego muy rápido, no creo
que te guste; de todas formas, igual ganamos.
Adriana,
por su parte, seguía aterrada sin decir una palabra. Luego de este incidente,
decidimos no presionarla y no preguntar nada hasta que se tranquilizara.
Después de enviar a Katherine a su habitación, Adriana no quería pasar la noche
con ella, así que el colchón que pusimos en su cuarto terminó en el nuestro y
claro, a mí me toco dormir en el piso por esta ocasión.
Al día
siguiente, al llevar de regreso a Adriana a su casa, estaba más tranquila, pero
no habló en todo el camino. Al llegar, salió del auto y corrió hacia su casa.
Salió mi prima, le comentamos lo sucedido y aseguró que hablaría con su hija y
que apenas supiera algo nuevo, nos lo haría saber.
Al mismo día, almorzando en casa, le comentamos a nuestra
hija sobre mi viaje. Solo agregó preguntando:
-¿Cuándo regreses me comprarás otro castillo?
-Pero hija, ¿no crees que ya tienes suficientes?
-No es así -respondió.
Clara y yo cruzamos las miradas
sabiendo que estaba exagerando. Al día siguiente en la mañana, antes de partir
pasaría a dejar a Katherine en la escuela. Encendí el auto mientras la esperaba
y decidí entrar nuevamente a su cuarto de juegos. Al abrir la puerta, veo que
todo está en orden y limpio, había juguetes nuevos, pero algo me parecía
extraño; algo no encajaba, esperaba ver muchos más de los que ya había, pero no
tenía tiempo como averiguarlo, así que partimos.
Al
llegar de mi viaje solo pensaba en abrazar fuertemente a mis dos grandes
amores. Cuando iba camino a casa, vi un auto donde llevaban a un bebé. Quizás
un hermanito es lo que necesita Katherine, pensé por un momento. Cuando llegué
a casa, abrí la puerta y con un fuerte abrazo me recibió la princesa de mi
corazón. Sentada en el sofá, estaba mi esposa junto con Miriam, con caras de
preocupación. Las saludé y pregunté si acaso sucedía algo malo. Solo me dijeron
que debían contarme algo preocupante. Me senté y mi esposa pidió a nuestra hija
que, por favor, subiera a su habitación, a lo cual les dije: “un segundo,
déjenme llevarla”, y entre juegos la levanté sobre mis hombros preguntándole si
me había extrañado, y con un jugoso beso, me lo confirmó. Al bajar, me senté
enfrente de ellas y les pregunté de qué querían hablar.
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-Es acerca del juego que tuvieron las niñas la semana
pasada. Luego que Adriana llegó a casa estaba muy callada, incluso hablaba muy
poco y eso no es normal en ella. Supuse que era por lo que había sucedido, pero
en la noche despertó con pesadillas y esto se repitió durante tres días. Fue
por eso que decidí llevarla al psicólogo. Antes lo conversé con tu esposa,
incluso fuimos juntas, ya que temía enfrentar esto sola.
Sinceramente, me sorprendió mucho, pero seguí escuchando lo
que mi prima estaba contando.
-Al final, lo que nos explicó el especialista es
preocupante, ya que asegura que todo lo que sucedía se debía a un cuadro de
trastorno de estrés postraumático, que en este caso se origina tras sufrir u
observar algún acontecimiento altamente violento o perturbador. En el caso de
Adriana, las secuelas fueron pesadillas; cada vez que sucedía temblaba de miedo
y repetía que no quería desaparecer. Según el psicólogo, esto se conoce como flashback, ya que las imágenes de algo
vivido se vuelven a experimentar.
-Un segundo, ¿esto sucedió en el cuarto de juegos? –Acoté.
¿Pero qué cosa o juego la pudo haber perturbado tanto? -Escúchala, por favor-
dice Clara. –Perdón, continúa.
Hola buenas tardes Arturo, te he nominado a los "Liebster Awards" te dejó esta entrada para que veas de que se trata y ojalá puedas seguir con el reto, saludos.
ResponderEliminarhttp://rincondebiblioteca1.blogspot.mx/2015/09/liebster-award.html
👌
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