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El apocalipsis de un jinete

                                           El apocalipsis de un jinete


¡Ya es hora de seguir! dice alguien de aspecto cadavérico a un caballo. Que peor aún, tenía su carne casi al borde de la putrefacción, que pastaba en la orilla del camino, y que al mismo tiempo al levantar el hocico el pasto caía por su cuello a la tierra en forma de cenizas. Él iba saliendo de un bar a las 6:00 de la mañana en estado de ebriedad, y para su sorpresa el equino le responde:

-¡Tú sí que eres la muerte! ¿Cómo estuvo su noche?

-¡Me fue pésimo! perdí en el juego de las cartas, perdí en los dados y hasta en el cacho.

-¿Y que hizo al respecto?

-Hice lo que tenía que hacer, maté a cada uno con quienes jugué.

-Bueno, ¿y dónde está su guadaña?

-La empeñe por más vino.

-Pero ¿no que habías matado a todos?

-Y te mataré a ti si no recuerdas el camino de regreso. A veces me pregunto, ¿por qué no se liberó el sello antes? las cosas de estas tierras son únicas. Que lastima que ahora todo deba terminar. Por lo menos el que me otorgó esta tarea me obligará regresar por mi herramienta. Así, jugaré nuevamente con el cantinero y recuperaré mi guadaña.

-Quizás pueda darte una nueva.- acota el caballo.

-¡Le pediré otro corcel si no cierras el hocico!.



El jinete se subió a su caballo, señaló con su dedo en los huesos el próximo camino. Dejando así una niebla de  muerte, donde cada ser viviente, plantas y animales a su paso se convertían en cenizas.
Imagen sacada de Google-imágenes

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