La Fábrica


La Fábrica:
Sentir una lluvia de alfileres golpeándote en la nuca es la peor sensación que una persona puede sentir…
Éramos solo unos púberes que buscaban vivir aventuras, todo lo que nos rodeaba se podía usar para disfrutar. Nos deslizábamos por las dunas y los cerros que acordonaban nuestro pueblo, con retazos de madera o planchas grandes de cartón, también jugábamos a las guerras con hondas y usábamos  ciruelas como municiones, estos solo eran algunos de nuestros pasatiempos.
Junto con mis amigos decidimos recorrer una vieja fábrica textil que fue abandonada por el inevitable receso que azotó al país en los años 80´. Esta estructura estaba ubicada justo detrás de los cerros, en un lugar eriazo y plano. Siempre tratábamos de inspeccionar el lugar abriendo grandes puertas corredizas y almacenes. Habían muchas puertas con candados y cadenas mas no era un impedimento, ya que con grandes piedras las golpeábamos hasta lograr hacernos paso, esto nos llevó  al taller central donde se encontraban las grandes maquinarias, la sensación de un aire helado y su evidente deterioro hacia que admiremos cada mecanismo con nuestro  cuestionar:
¿Para qué sirven estas palancas? ¿Cómo funcionan estas máquinas?...
En una ocasión entramos en una bodega y nos encontramos con muchas cajas llenas de alfileres, decimos sacarlas y juntarlas en el centro del taller. Seguimos inspeccionando y hallamos grandes retazos de telas entre diferentes materiales que no lográbamos identificar.
En una ocasión, al volver, nos percatamos que nos faltaban cajas de alfileres, sabíamos que alguien más estaba visitando la fábrica por lo que decimos esconder nuestros tesoros cubriéndolos con las telas .
Al día siguiente regresamos al lugar nuestras cajas estaban completas pero habían abierto otras puertas con una gran violencia, varias máquinas habían sido desmanteladas, sin lugar a duda el lugar estaba siendo saqueado de a poco, los ladrones se llevaban todo lo que podía ser vendido como chatarra.
Luego de unos días decidimos volver temprano al lugar, para rescatar nuestros tesoros antes de que los intrusos lo pudieran encontrar, pero al cruzar los cerros nos dimos una gran sorpresa, casi todo el pueblo entero se encontraba mirando en dirección a la fábrica. El lugar estaba acordonado, el lugar seria detonado y un gran letrero anunciaba la demolición por voladura controlada.
Nos miramos y entre angustia por la inevitable perdida de nuestro hallazgo logramos escuchar los murmullos de la gente:
¡Por fin se acabará el nido de delincuencia! ¡Qué bueno, en cualquier momento se venía abajo esa fábrica!
Solo unos segundos pasaron cuando se siente un remezón en todo el pueblo, seguido de un gran estruendo, se había accionado el control retomo, los cimientos cayeron y una nube gris abarco todo el lugar, cuando logramos divisar nuestras cajas y un brillo parpadeante en el cielo, eran los alfileres que volaban por los aires. Los primeros gritos de desesperación empezaron por quienes se encontraban más cerca del lugar.
Todas las personas corrían desesperadas por el terrible dolor punzante de los alfileres clavándose en la piel, el llanto de los niños y gritos de ancianos sufriendo de dolor hicieron de este espectáculo un acontecimiento para la historia de este pueblo abandonado por la industria… Fue solo un instante y todo terminó.

Fin.

*No olvides dejar tus comentarios.

Comentarios

  1. interesante relato, me deja con la sensación de dolor al ver como se clavaban todos esos alfileres en las pieles de las viejas qla sapas y de los viejos qlos amargados ... yo iba a ver los trenes cuando pequeño, habían clavos enormes, rieles oxidados, vagones hediondos a orina y locomotoras cayéndose a pedazos por el pasar del tiempo... fueron buenos tiempos al fin y al cabo.

    ResponderEliminar
  2. Buen relato, quede con las ganas de que tuviera un desenlace mas "gore", algún tipo de "ente errante" destruyendo la fabrica o algo así. Alguna palabra o frase repetida, pero buena historia con tintes autobiográficos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Angel Carmesí

URÓBOROS